jueves, 22 de abril de 2010

MAMÀ EL FOGÒN... PRENDEME EL FOGÒN....


Vio como lentamente la madera fragante se iba consumiendo en el fogòn hasta quedar convertida en cenizas y por un momento se sintiò nuevamente en los brazos de ella y a solas comenzò a reir amargamente, le parecìa còmica la idea de sentirse como leña en el fogòn cuando los labios de ella rozaban extasiados su piel de canela encendida, consumida al igual que su voluntad por la pasiòn de ella que cambiaba los chasquidos amaderados por lamentos desesperados para poseerla.

y asì nuevamente se sintiò vacìo, solo, pues a pesar de vivir noches eternas al lado de esa mujer sentìa que a cada beso ella se llevaba una parte de su ya agonizante alma y en su lugar dejaba un enorme hueco anesteciante con olor a chanel y a jabòn de lavanda.

Las 11 y 30, sabìa que no faltaba mucho, tenìa la certeza de que ella no faltarìa y, a pesar de sentirse muerto por dentro, su corazòn latìa estruendosamente al solo imaginarse bebiendo el èxtasis enervante que sus labios le regalaban en cada una de esas esporàdicas noches de las que poco a poco se volvìa peligrosamente adicto.

y como en tantas ocasiones unas piernas largas enfundadas en zapatos de tacòn alto anunciaron por la calle desierta que su espera habìa terminado, ella estaba ahì, lo buscaba, sentìa tanta desesperaciòn por amarlo como el hacia ella, aunque fuera solo un momento pues en ese instante lo demàs no existía y si existìa no importaba, lo ùnico que era tangible era una pasiòn desbordante entre dos seres que dejaba sabor a traiciòn y sufrimiento en cada beso.

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