miércoles, 21 de abril de 2010

LA MÁQUINA DE LA TÍA GERTRUDIS

Quién lo hubiese imaginado, la maquina que cambiaría mi vida estaba justo en mi sótano… muchas veces me he preguntado cómo es que pude ser tan tonta y no darme cuenta que esa maquina de escribir, tan vieja, tan llena de polvo, en fin… tan fea, era mágica. Si, ya se que estarás imaginando que estoy loca pero después de que te cuente la historia lo vas a entender…

Cierto día, para variar, me porte mal y mamá, para no perder la costumbre, me castigó… sólo que esta vez yo sentí que se había pasado, imagínate, me mando a limpiar el sótano, el que no se había limpiado por casi cinco años. En fin, para no hacértela larga, enojada y todo baje a hacer lo que mamá me ordenó; baje esto, subí aquello limpie y limpie y justo cuando amenazaba con no hacer nada más la vi, estaba justo atrás de la mecedora de la abuela… aquella maquina de escribir que según se le perteneció a mi tía Gertrudis.

Ya sabes como soy y por la curiosidad que me caracteriza abrí aquel estuche tan viejo… saque la máquina y apenas pude me la lleve a mi cuarto. Estando ahí, busque entre mis cosas hasta encontrar una hoja blanca donde sin pensarlo empecé a escribir todas esas ideas locas que se me venían a la mente.

Lo primero que escribí fue:

¿Cómo sería mi día perfecto? Uno en que mamá no me regañara ni me dijera que hacer uno en el que no me diera de comer esas espantosas verduras pues lo mejor sería que lo cambiara por un postre, uno rico, uno de chocolate. Ah por cierto que me llevara al centro comercial y me comprara esa blusa que tanto quiero…

Sabía que eso no podía ser, pero al menos en mis sueños eso es lo que mamá hacia… Sigue leyendo y date cuenta que no mentí cuando dije que era mágica…

A la mañana siguiente, mamá se levantó y todo era diferente… apenas tenía oportunidad me llenaba de besos y abrazos y tal y como lo había deseado me llevó al centro comercial a comprar esa blusa que tanto quería claro, también un helado de chocolate. De camino a casa compro una bolsa de esos dulces chiquitos y me dijo que ese era mi premio por ser la mejor hija del mundo. No sabía si era sólo que mamá había amanecido de buen humor o si en realidad esa máquina era mágica lo que si sé es que la estaba pasando de poca.

Por si las dudas volví a escribir:

Deseo que mamá siga dejándome comer dulces hasta que reviente.

No reventé, pero a causa de eso hoy tengo que ir al dentista. Me he dado cuenta que la maquina de escribir de la tía Gertrudis sí es mágica y ahora estoy feliz porque podré usarla para cambiar unas cuantas cosas que no me agraden del todo, claro que no pediré comer más dulces…

Bueno, te dejo amiga tengo que desconectarme porque voy a escribir que deseo que se cancele el examen de mate que tenemos mañana.

Te cuidas

Te quiere tu amiga: Mayra López Guevara

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