miércoles, 25 de mayo de 2011

El pozo y la Lagartija

a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCfUsX90jByEEVHHSXp6FJ0jjzG-xhGzfdIekv4VsmAG453rU-qtxl77lubnwW9kghDPagcGKHx-PmtwMANVLNyKTL_uvW_jiQ08F0wSi93sCfn4XznfpN7menRZz6SVexEz2E1Yq2tAs/s1600/pozo.bmp">

Cuando Tláloc el dios de la lluvia ya era muy viejo, le encantaba coleccionar todo tipo de objetos, pues este era su único pasatiempo al ver que en México ya ni siquiera se acordaban de quien era él, aún así algunas veces este dios observaba desde las alturas y mandaba un poco de lluvia.

En determinado momento había coleccionado todos los objetos que más extraños del mundo de los dioses, y se sentía satisfecho. Sin encontrar nada más que hacer decidió mandar inundaciones a la tierra, pero veía que los hombres encontraban la manera de aprovechar el agua y subsistir de ella. Entonces se le ocurrió una nueva idea, dejar sin agua a los humanos, jamás volver a mandar lluvia a las tierras de los cultivos, y así sucedió.

Al ver que los hombres, mujeres y niños sufrían bastante por la ausencia del vital líquido, se regocijaba de alegría y se sentía como joven otra vez, así que comenzó a contarle a su amigo Quetzalcóatl de cómo se sentía por su nueva hazaña y que era divertido volver a jugar con los humanos como si fueran juguetes. Entonces Quetzalcóatl muy sorprendido, le advirtió que eso estaba prohibido porque los humanos ahora eran seres inteligentes, ellos decidían en que creer, además de que se las podían arreglar para solucionar cualquier tipo de problemas. Tláloc, no quiso entender y saleroso se fue en busca de más dioses para presumirles.
Pasado un año de sequias y hambre en la tierra, este travieso y anciano dios decidió echar un vistazo para ver cómo les iba, pero cuál fue su sorpresa que vio nuevamente los campos verdes, y agua en las mesas de los humanos, hasta parecía que se habían unificado más porque ahora se veía que estrechaban lazos de fraternidad y compartían el agua.

Busco en todas partes para ver qué era lo que sucedía y vio que el agua brotaba de la tierra y los humanos habían diseñado una desembocadura para sacar este liquido y repartirlo entre todos.

El dios muy molesto decidió hacer una última travesura y convertirse en hombre para bajar a investigar cómo funcionaba este aparato, pero como ya estaba muy viejo, solo pudo convertirse en lagartija, así que bajo de esta forma.
Al estar frente al pozo de agua se asombro al ver que los hombres ahorraban fuerza por medio de cuerdas a las que llamaban poleas, y que el agua brotaba desde adentro. En su afán por ver la procedencia del líquido y de robar este objeto para su colección, asomó tanto la cabeza que cayó hasta el fondo y nadie más supo que fue de él.








Jesús Miguel Zamora López

No hay comentarios:

Publicar un comentario