jueves, 22 de abril de 2010
Vio como lentamente la madera fragante se iba consumiendo en el fogòn hasta quedar convertida en cenizas y por un momento se sintiò nuevamente en los brazos de ella y a solas comenzò a reir amargamente, le parecìa còmica la idea de sentirse como leña en el fogòn cuando los labios de ella rozaban extasiados su piel de canela encendida, consumida al igual que su voluntad por la pasiòn de ella que cambiaba los chasquidos amaderados por lamentos desesperados para poseerla.
y asì nuevamente se sintiò vacìo, solo, pues a pesar de vivir noches eternas al lado de esa mujer sentìa que a cada beso ella se llevaba una parte de su ya agonizante alma y en su lugar dejaba un enorme hueco anesteciante con olor a chanel y a jabòn de lavanda.
Las 11 y 30, sabìa que no faltaba mucho, tenìa la certeza de que ella no faltarìa y, a pesar de sentirse muerto por dentro, su corazòn latìa estruendosamente al solo imaginarse bebiendo el èxtasis enervante que sus labios le regalaban en cada una de esas esporàdicas noches de las que poco a poco se volvìa peligrosamente adicto.
y como en tantas ocasiones unas piernas largas enfundadas en zapatos de tacòn alto anunciaron por la calle desierta que su espera habìa terminado, ella estaba ahì, lo buscaba, sentìa tanta desesperaciòn por amarlo como el hacia ella, aunque fuera solo un momento pues en ese instante lo demàs no existía y si existìa no importaba, lo ùnico que era tangible era una pasiòn desbordante entre dos seres que dejaba sabor a traiciòn y sufrimiento en cada beso.
miércoles, 21 de abril de 2010
Sigue la luz
Al día siguiente, un tal Bartolomé Mitre la compró, sin duda era un tipo inteligente e importante, vestía elegante y si alguien se dio cuenta de las largas horas que pasaba pensado era la pequeña lámpara quién inundó con su luz varios de los textos que el señor escribía, hasta que un día se deshizo de ella, la lámpara se decía entonces que había sido por error, un artefacto tan valioso no podía estar tirado. Ahora comprendía que se necesitaba algo más que estar de moda para tener un valor… pero en aquel tiempo era tan testaruda, que solo pensaba en la oportunidad de estar con gente importante y famosa, y su sueño se cumplió, un par de estafadores la recogieron, le dieron una limpiadita y la pusieron a la venta como la gran lámpara de Napoleón.
Entonces cambió de dueños varias veces que ofrecían mayores sumas por ella, hasta llegar con un sujeto francés no muy agradable, solía gritar pestes de Prusia, lo unció que recuerda la lámpara es que todo acabo en guerra y ella en algún lugar sombrío, ahí pasó mucho tiempo hasta que volvió a los tianguis, algunas personas se reían de ella, le decían “vieja estamos en pleno siglo XX”, pero entre tanta gente una señora la levantó y pagó por ella una cantidad qué hizo a la lámpara extrañar a los estafadores, pero bueno ahora tenía un hogar.
Era tan feliz, en ese lugar no había luz eléctrica, a la hora de la cena todos se sentaban a su alrededor, le miraban con admiración, se volvió el mejor amigo del hijo de la señora pues le ayudaba a sembrar cartas de amor, hasta que estas florecieron y dieron como resultado una hermosa familia.
Pensó que todo terminaría al morir su mejor amigo, que volverían a abandonarle, pero no, ahí la colocó en un lugar especial aquella mujer a quién su amigo había amado tanto, compartieron el luto y sus penas se hicieron menos.
Claro que ver el rostro de la pequeña niña era el momento más feliz de su vida, por que en sus ojos pudo ver que había dejado de ser un simple objeto para convertirse en toda una reliquia.
EL COFRE MÁGICO.
Un día de lluvia y yo enferma no pude salir a jugar. Tuve que conformarme con jugar sola y triste con mis muñecas, pero estaba tan aburrida que ni éstas me pudieron consolar.
Decidí ver la tele, y cuando la prendí recibí un gran susto. Por culpa de la lluvia los colores de la tele se habían ido, no se veía nada, solo rayas grises y un ruido tan molesto que tuve que apagarla.
Entonces, fui al cuarto de mi abuelita. Ésta estaba dormida y no quise despertarla. Siempre solía entrar a su cuarto porque me gustaba ver las cosas viejas que con tanto amor conservaba. Pero, en el rincón de su cuarto, por primera vez observé que se encontraba un cofre. Era un cobre de madera, viejo y con una cerradura extraña. Empecé a recordar todos los objetos que ya había visto y recordé que mi abuelita tenía una llave muy parecida a la cerradura del cobre. Pronto corrí a buscarla a ese obscuro cajón y cuando la encontré me fui corriendo a abrir el cofre.
La verdad me daba miedo abrirlo, pues no sabía que podía encontrar ahí. Empecé a hacer una lista en mi mente de que podía contener; tal vez un anillo, dinero, juguetes o quizás aquellas cartas de amor de las que mi abuela siempre me habló. Después de tantos rodeos abrí el cofre… y ¡oh! ¡Sorpresa!... había muchas fotos de personas que nunca había visto en mi foto, eran fotos viejas, sin color y con un olor tan extraño que me hacía estornudar.
Con tanto estornudo, mi abuelita despertó. Me miró y preguntó que qué estaba haciendo. Yo solo la miré y le sonríe, y evadiendo su pregunta solo le dije ¡pero qué bonitas fotos tienes abuela!... ¿Quiénes son estas personas? ¿Porqué las fotos parecen más pinturas que una fotografía?...
Mi abuela con sus ojos llorosos contestó todas mis preguntas. Primero me dijo que en esas fotos se encontraban familiares de ella, sus papás y hasta sus abuelos. Yo le dije que se parecía muchos a ellos, pero aun así con sus arrugas era aun muy bella como lo fue de joven. Seguimos platicando pero yo seguía sin entender cómo sacaban las fotos antes, yo pensaba que había alguien que dibujaba a las personas pero después me di cuenta que sería muy tardado y aburrido estar sentado tanto tiempo para dibujar a toda a una familia entera y que ésta se cansaría de estar siempre en la misma posición. Entonces mi abuelita con una gran sonrisa me dijo: “No hija, al igual que ahora las fotos se tomaban con una cámara”. Tal cámara tenía patas, y solía estar a la altura del fotógrafo. Éste tenía que pasar horas dejando remojar el papel para que al fin salieran estas fotos. El flash de nuestras cámaras era un foco que brillaba de una manera tan fuerte y que tenía un ruido tan gracioso que no podías evitar reírte, por eso todos salimos sonriendo en las fotos”.
Al ver mi inquietud, mi abuela decidió mostrarme una cámara antigua. Eran bastante feas y muy poco cómodas para cargarlas, pero era tanta mi emoción que pase toda la tarde de lluvia junto con mi abuela y oyendo esas historias tan interesantes sobre este rudimentario objeto.
Por: Adriana Iveth Núñez Contreras.
El candado de la abuela
Era un simple candado de años, que guardaba celoso el secreto que quisieron ocultar tras sus chapas.
Era una simple baratija que había comprado la abuela de la abuela de tu abuela. No tenía nada poco usual y mucho menos podría ser vendido en una subasta por cientos de billetes.
Tampoco se trataba de que dentro de aquel baúl existiera el secreto de la vida o los papeles que decían que tu acaudalado antecesor te dejó un montón de oro y plata, o benditas propiedades. Porque no era así.
Lo veías porque, sencillamente, era un candado.
Una de esas cosillas –que en realidad no era tan pequeña- que dejaban a los otros fuera de tu secreto, de lo que deseabas ocultar.
Y te hacía pensar, ¿qué cosas no podrías guardar tras uno o dos candados?
Por eso estabas ahí, viendo aquel pedazo de hierro y en tus dedos jugabas con la llavecilla de cobre. Tenías deseos de saber qué cosa podía ocultar la abuela de tu abuela. Te ardían las ansias de conocer qué podía ocultar detrás de aquel candado aquella señora, qué podía querer alejada de la vista de los curiosos.
Tomaste el candado en tu mano y lo observaste de nuevo. Era pesado y tenía la pinta de algo que debía estar en un museo. Le introdujiste la llave y escuchaste el chasquido de los goznes cediendo.
No pudiste hacer más. El punto de guardar un secreto era… precisamente ese. Sólo removiste el candado y cambiaste por otro, más nuevo, mejor.
Te llevaste el candado viejo y guardaste aquel baúl.
Ahora, estás ahí, frente a una caja de cedro más nueva. Guardas todo aquello que alguna vez quisiste que sólo tú conocieras –algunas cartas, uno que otro dulce, unos pocos regalos, una mariposa seca… secretos… recuerdos-. Lo cierras con cuidado y le colocas aquel viejo, pesado y peculiar candado.
Piensas que quizá, en muchos años, el nieto de tu nieto decida ver que hay allí dentro. Esperas que lo haga y aproveche la oportunidad de conocerte un poco más. O quizá, sería mejor que no lo hiciera. Después de todo, son tus secretos, guardados tras aquel candado centenario.
Un candado de hierro y con brocados dorados. Un guardador de secretos.
Acuario
Las paredes estaban revestidas de cristales, que permitían ver las aguas, los peces, las algas. Eran monumentales; sin duda, una acuario enorme.
Axel, pequeño alegre, caminaba al lado de su madre; observaba todo, sus ojos verdes se clavaban en cada vidriera y veía más allá de su reflejo de cabellos rubios, el hipnotismo del mundo acuático.
De pronto, una horda de turistas japoneses que caminaban apresurados, frenéticos, casi salvajes, haciéndole preguntas al guía, mientras enfocaban sus cámaras en todo; se abalanzaron encima del pequeño, arrastrándolo. Él sólo alcanzó a ver a una mujer gorda que lo apartaba fuera del camino.
Y después… todo fue silencio. Lo habían llevado hasta una sala diferente, solitaria y tranquila, pequeña y que contenía solamente una enorme pecera y un cartel que anunciaba: “Peces de los arrecifes australianos. Exposición temporal. Último Día”.
Caminó hasta tocar con las manos el vidrio, maravillándose con los corales de colores azules, rosas, amarillos; con manta rayas grises que se veían naranjas por la luz; peces grandes, pequeños, bonitos, feos. Todos únicos y asombrosos.
Apareció casi, casi, de la nada, un enorme pez azul cuyas escamas decoraba una franja amarilla. Axel se paralizó, más allá de ser imponente, el pez lo veía, lo observaba y nadaba hacia él.
El sonido de algo crujiendo no lo hizo girarse, parecía estar en una pelea de miradas con el gordo pececillo y él no deseaba perder. De haberlo hecho, habría podido ver el vidrio estrellándose, formando una grieta larga y seseante, que dejó salir toda el agua de la descomunal pecera.
Una ola enorme, salada y cálida, golpeó al niño directo a la cara.
Axel nadó, agradeciendo las clases que su madre lo había obligado a tomar. Pataleó, dio de brazadas y quiso levantar la cabeza. Pero un bobo pulpo, pequeño y morado, se le pegó al rostro. Le impidió ver o escuchar cualquier cosa.
Tiró de él, una y otra vez; lo jaló y estiró hasta que, por fin, lo logró.
Tan pronto se lo quitó de encima, el sol le dio a la cara y una brisa salada le golpeó las mejillas. Observó a su alrededor, viendo el cielo azul sobre su cabeza y el turquesa profundo del agua salada.
A su lado, el enorme pez azul le sonreía y con sus aletas, comenzó a bailar y a cantar algo que sonaba como “ven, ven, ven”, así que fascinado con la bizarra escena lo siguió.
El pez le mostró el fondo del mar, nadaron entre las algas, entre otros pececillos que le saludaban y medusas que danzaban entre el agua y tortugas que jugaban al póker con conchas y rocas lisas.
Parecía haber pasado mucho tiempo, casi una eternidad completa, como si tuviera días y días riendo con los peces de colores y los arrecifes de coral. Hasta que en algún momento, allá muy lejos, mientras él jugaba con los caballitos de mar, escuchó una voz que lo llamaba, que decía su nombre.
Axel parpadeó varias veces, tratando de saber quién le hablaba. Volteó hacia atrás y… vio a su madre, en mitad de la sala…
Sin mar, sin medusas bailando ni tortugas jugadoras y, sobre todo, sin pez azul que cantara, bailara y lo llamara para jugar.
-es hora de irnos- le dijo, tomándolo de la mano y sacándolo de ahí.
Axel salió de la sala pensativo, todo parecía haber sido un sueño; auqnue casi podía recordar la temperatura del agua o la textura de los corales entre sus manos… o la voz del pez.
Le dio un último vistazo a la sala de la exposición de peces australianos antes de que su madre definitivamente lo llevara a la puerta principal, donde un pez azul regordete le miraba sonriendo.
LA MÁQUINA DE LA TÍA GERTRUDIS
Cierto día, para variar, me porte mal y mamá, para no perder la costumbre, me castigó… sólo que esta vez yo sentí que se había pasado, imagínate, me mando a limpiar el sótano, el que no se había limpiado por casi cinco años. En fin, para no hacértela larga, enojada y todo baje a hacer lo que mamá me ordenó; baje esto, subí aquello limpie y limpie y justo cuando amenazaba con no hacer nada más la vi, estaba justo atrás de la mecedora de la abuela… aquella maquina de escribir que según se le perteneció a mi tía Gertrudis.
Ya sabes como soy y por la curiosidad que me caracteriza abrí aquel estuche tan viejo… saque la máquina y apenas pude me la lleve a mi cuarto. Estando ahí, busque entre mis cosas hasta encontrar una hoja blanca donde sin pensarlo empecé a escribir todas esas ideas locas que se me venían a la mente.
Lo primero que escribí fue:
¿Cómo sería mi día perfecto? Uno en que mamá no me regañara ni me dijera que hacer uno en el que no me diera de comer esas espantosas verduras pues lo mejor sería que lo cambiara por un postre, uno rico, uno de chocolate. Ah por cierto que me llevara al centro comercial y me comprara esa blusa que tanto quiero…
Sabía que eso no podía ser, pero al menos en mis sueños eso es lo que mamá hacia… Sigue leyendo y date cuenta que no mentí cuando dije que era mágica…
A la mañana siguiente, mamá se levantó y todo era diferente… apenas tenía oportunidad me llenaba de besos y abrazos y tal y como lo había deseado me llevó al centro comercial a comprar esa blusa que tanto quería claro, también un helado de chocolate. De camino a casa compro una bolsa de esos dulces chiquitos y me dijo que ese era mi premio por ser la mejor hija del mundo. No sabía si era sólo que mamá había amanecido de buen humor o si en realidad esa máquina era mágica lo que si sé es que la estaba pasando de poca.
Por si las dudas volví a escribir:
Deseo que mamá siga dejándome comer dulces hasta que reviente.
No reventé, pero a causa de eso hoy tengo que ir al dentista. Me he dado cuenta que la maquina de escribir de la tía Gertrudis sí es mágica y ahora estoy feliz porque podré usarla para cambiar unas cuantas cosas que no me agraden del todo, claro que no pediré comer más dulces…
Bueno, te dejo amiga tengo que desconectarme porque voy a escribir que deseo que se cancele el examen de mate que tenemos mañana.
Te cuidas
Te quiere tu amiga: Mayra López Guevara
Los episodios de Tófimy
Él era un chico muy misterioso pues siempre usaba lentes y una cachucha de polvos cósmicos que irradiaba transparencia, vivía siempre aislado, no se le conocían amigos o familiares, su vida era realmente aburrida siempre inspirado en la monotonía, pero un buen día decidió ir al espacio a dar un paseo por las estrellas, viajaba en una nave de cristal con forma de esfera, cuando de pronto se encontró con una exorbitante mariposa enorme que se llamaba Alixe, era de un color naranja intenso, de sus enormes antenas brotaban brillantes rayos como de sol que deslumbraron en un instante, Tófimy se sorprendió al ver aquella criatura ya que nunca había observado algo tan hermoso y especial, con un poco de miedo siguió su camino, pero no dejó de pensar en lo que había visto, así siguió caminando por un rato y al dar vuelta sobre una galaxia de pirámides se encontró otra ves con la mariposa pero esta ves ella se dirigió hacia el y le dijo:
- Yo te puedo llevar a un lugar más que mágico, donde puedes encontrar los seres más increíbles y bondadosos que jamás hayas visto, pero a cambio me tienes que entregar el corazón de cristal de una estrella.
- Tófimy aceptó y partió en su búsqueda, él paso increíbles aventuras, conoció a Turipilin un enorme chapulín amarillo de fuertes patas, que habitaba en la galaxia de andomeda, donde había unas pirámides llamadas Tiburcias más grandes que ni las de Gize, ahí vivía el mondrigo grillo, él le dijo debes luchar con una pequeña figura triangular para poder concebir la llave que te pasará al mundo virtual de las Magnipucias que era otro sitio que debía visitar para obtener su cometido. el grillo lo previno de las malévolas tácticas de figurita para luchar, al final se enfrentaron y Tófimy logró derrotarlo en esa lucha que parecía no tener tregua, el Turipin brincó de alegría para entregarle la llave Magnipucia.
- Turipin añadió, Tófimy gran amigo ahora te debemos la alegría que esa figurita nos arrebataba la alegría.
- Ahora debes seguir tu cometido, pasarás un túnel oloroso a jacarandas y colorido lleno de bombas de colores, pero cuidado, acuérdate que si una de ellas te tocas te dejará con cara de sapo o de arcoíris, pasando encontrarás un hoyo negro donde tendrás que cantar y cantar muy fuerte, para derrotar a Mokilintres un terrible caracol enorme más que un planeta, entonces Tófimy lanzó fugaces ráfagas de viento, agua, la bestia se resistía y se ponía tan agresivo que al sólo escuchar la voz enfurecía, a Tofimy le daba mucho terror, pero recordó lo que le dijo su amigo el grillo Turipin, que cantara fuertemente sólo así con dulzura se derrotaría el terrible mal de aquella criatura horrible.
- Tofimy cantó y cantó hasta que el Mokilintres se durmió en un profundo sueño, entonces, para destruilo, Tofimy corrió a cortarle una antena, y en ese momento ¡bang¡, que se transformó en un planeta hermoso, un lugar mágico lleno de bondad, donde no había soledad ni tristeza. Apareció ese corazón que había anhelado siempre.
Lulidito el gobernante del planeta le dio un gran premio, le concedió el Corazon de cristal de una estrella y ofreció que se quedara de por vida, pero el Locochon de Tofimy cogió su corazón entre manos y regresó con una gran satisfacción a casa, al mundo al que pertenecía.Tofimy despertó de aquel sueño endiablado que tuvo y noche a noche se repiten sus chiquiaventuras.
La campana encendida
Ésta leyenda me la conto mi abuelo hace mucho tiempo atrás, En un pueblo llamado Téul de González Ortega, Zac. vivía una señora que se llamaba María con su pequeña hija Eduviges. En una ocasión la mujer estaba lavando en el río; mientras su hija Eduviges jugaba en el agua cuando vio que por allí andaba un animal muy extraño, que era la serpiente y mitad boquinete. La niña quería atraparlo, pero su madre la llamó.
-Ven Eduviges, no juegues por ahí, puede ser muy peligroso.
La señora María siguió lavando. Al rato, busco a la pequeña mas no la encontró. Regreso al pueblo y muchas personas vinieron a buscarla por el río, pero fue en vano por qué no la encontraron.
María desesperada por la pérdida de su pequeña hijita trato de pedir ayuda a los ancianos del pueblo, ellos se transformaron, uno en arcoíris, otro en sapo y el ultimo en zopilote, buscaron a la niña a lo largo de todo el río, llegaron al Paso de Santa María, preguntando por ella, Estaban seguros que personas de ese rancho se la habían robado, pero como estos realmente no sabían dónde estaba, se mostraron muy enojados e indignados por tal infamia y sin obtener éxito los ancianos regresaron al pueblo.
Así se comenzaron a pelear entre los pueblos, así que la gente de Santa María se prepararon juntaron todo tipo de animales del agua: lagartos peces, para enviarlos a pelear, sin embargo en el pueblo del Téul mandaron trece caballos que se convertían en relámpagos y rayos fueron a pelear.
Estuvieron luchando siete días echando rayos sobre el río y durante siete días hicieron hervir el agua, así acabaron con todos los animales acuáticos, sin embargo seguían sin encontrar la niña.
Después la señora María tuvo un sueño, donde miraba a su niña jugando en el agua, la niña le decía que era muy feliz que estaba en un lugar increíble, que al parecer lo describía como el paraíso.
Solo le pidió que fuera a la Iglesia y buscara la campana mas alta de la Iglesia y que debía quitar una llave oculta, la señora despertó de aquel sueño fortuito, se dirigió a buscar la Campana en la Iglesia del pueblo y su sorpresa fue encontrar la llave, la quito y como si hubiese sido mágica se encendió , entre las llamas apareció Eduviges solo para despedirse por ultima vez de su madre pues la niña estaba muerta...
Ahora dicen que el espiritu de la niña vaga sin sentido por todo el pueblo...
TODA BUENA ACCION TIEN UNA GRAN RECOMPENSA
Al día siguiente cuando muy temprano iba a vender sus tamales justo en el lugar donde dejo aquel joven estaba un molino algo desgastado pero de gran utilidad, la señora lo recogió y lo llevo a casa lo que no sabia la señora es que no solo de daría apoyo en su trabajo si no traería buena suerte, a los pocos días ya después de tener su propio molino y hacer mas fácil su producción de tamales y mayor numero de ellos se volvió a encontrar a ese joven el cual resulto ser un gran empresario y regreso en busca de quien le salvo la vida para proponerle un grandiosos trabajo, después de eso esa señora, su familia y toda la regios se beneficio con este negocio de tamales, su popularidad llego hasta otros estados siendo esta la historia de doña chela y sus tamales se dice que en la actualidad sus herederas continúan con el negocio aunque no tienen el mismo sazón de aquella señora que en base a esfuerzo y sufrimiento logro sacar adelante a su familia y su pueblo demostrando que todo esfuerzo tiene un a gran recompensa.
UNA AVENTURA CON EL TIEMPO
Todo comenzó gracias a la curiosidad de Antonio, el hijo más pequeño de la familia Sánchez de la Torre. Con tan solo 7 años de edad, Antonio constantemente se preguntaba como se habían inventado muchas cosas que llamaban su atención y trataba de que su papá su mamá o alguno de sus 8 hermanos le ayudaran a encontrar la respuesta a cada uno de sus cuestionamientos. Ernesto el hermano mayor de Antonio lo conocía tan bien que día con día le preguntaba ¿Qué conocimientos nuevos descubriremos hoy?; Antonio solo reía y contestaba… varas querido hermano el día de hoy estuve observando a mamá, a papá, a cada uno de nuestros hermanos y a ti también, todos vueltos locos por una razón muy importante “el tiempo”, a todos se les hacía tarde para diferentes actividades, pero si te pones a pensar todos se preocupan por lo mismo. Mi pregunta es ¿A quién sele ocurrió eso de inventar el reloj?, Ernesto se quedó callado unos momentos y después le dio un libro y le dijo que ahí encontraría la respuesta.
Antonio se encontró con diferentes personajes, primero con el sol quien fue el primero en ayudar al hombre a medir el tiempo pero en la noche y en los días nublados no lo podía hacer, enseguida vino la clepsidra, que era un reloj de agua el cual media el tiempo durante la noche, en su ayuda vino la arena pero no era lo suficientemente preciso pues variaba el orificio de la caída y la cantidad de arena que contenía el reloj. Poco a poco se fueron haciendo más estudios sobre este invento hasta que llegó el reloj eléctrico gracias a Alexander Bain, seguido de un reloj muy divertido mejor conocido como el “Cucù”, pues tenía un pajarito que salía de su casita y cantaba muy lindo éste era de péndulo y sólo tenía un error de 5 min. diarios. Para mejorar la exactitud se creó el reloj cristal de cuarzo el cual sólo se adelanta o atrasa 3 segundos al año, finalmente se inventó el reloj atómico que es el más preciso que conocemos, pues su margen de error es de un segundo cada 300 años.
Después de leer todo eso Antonio quedó satisfecho y le dio las gracias a su hermano Ernesto, éste solo sonrió y le dijo que se hacía tarde para comer, ambos soltaron una carcajada y se dirigieron al comedor.
Elaborado por Rosalba Guerrero Ibarra.
LA VACA Y EL "TITANIC"
Viene un auto (TITANIC) a gran velocidad. Bajo el cielo de la pampa el auto es una máquina bulliciosa y rápida.
La sementera húmeda emana un olor másculo, que excita a la hermosa joven que lo conduce. Y acelera, acelera, para que las ráfagas la penetren sensualmente. Más…
De pronto, una vaca. Una vaca inmóvil en medio del camino. Chirriar de frenos y palàncas. Las estridencias de la bocina resquebrajan el aire. Pero la vaca no se mueve. Apenas una mirada acuosa y oblicua, mientras se lame y se relame. Al fin, prorrumpe:
-¡Pero señorita!... ¿A qué tanto escándalo? ¿Por qué se apura si a mi no me interesa su apuro? Mi vida tiene un ritmo idílico insobornable. Soy una matrona antigua que no cede a ninguna frivolidad. ¡Por favor: no haga ruido! El estrépito espanta al paisaje. Usted no se da cuenta porque ni siquiera lo ve. El paisaje huye de su lado, convertido por la velocidad en una pasta visual rayada y áspera. Pero yo vivo en él. Y en él educo mi sensibilidad, que no es roma como la suya… ¿De donde saca esa sed morbosa que absorbe las distancias? ¿Para qué se dopa de vértigos? Usted serviliza la vida con apremios en vez de ganarla en intensidad. ¡Vamos: deje quieta la bocina! El tiempo y el espacio no se dominan con músculos de acero y latón. La rapidez es un engaño: hace llegar antes a la certeza de la propia impotencia. El símbolo de toda cultura esta en la medulosa lentitud de lo inconsciente, que inconscientemente logra su destino. El suyo, niña, ya lo se: estrellarse en la materia después de haberse estrellado en el materialismo. Bien. ¡No se enfade! Me retiro. Identifique otra vez sus nervios al vibreo de los cables. Anime de nuevo, con explosiones de gas, el motor y su cerebro. Ya esta libre el camino. ¡Adiós! Que se conserve bien…
El auto arrancó barbotando insulto de odio y nafta.
Parsimoniosamente, relamiéndose, la vaca extendió una mirada acuosa y larga. Y, después, un mugido irónico y largo que acompaño al auto hasta doblar la línea del horizonte…
La malvada plancha de carbón
martes, 20 de abril de 2010
La verdadera magia de la televisión
Recuerdo que hace ya mucho tiempo en una hermosa ciudad de Paris, frente a mí casa, vivía un hombre un poco anciano que todos los días salía a caminar por el campo que se encontraba a poca distancia de la ciudad y el me contó la siguiente historia sobre la televisión:
La televisión viajaba dentro de una estrella pero no era como la conoces en ese entonces era una hermosa joven que viajaba de planeta en planeta recolectando información y experiencias de todo lo que ocurría alrededor de la galaxia, ésta joven tenía el poder de transformar su aspecto según el planeta en que estuviera, nunca había sido descubierta pero al llegar a la tierra cambió su destino.
Un día, en un hermosa noche, mientras el cielo mostraba un sin fin de colores y todas las estrellas brillaban fuertemente, se alcanzó a divisar que caía a lo lejos una estrella fugaz, un científico algo chiflado al ver caer la estrella tan cercas de su hogar decidió ir a examinar tan preciado tesoro y mientras se acercaba silenciosamente alcanzó a ver que de la estrella salía una hermosa mujer, no lo podía creer, pero aun así decidió seguirla mientras caminaba por el bosque, después de unos momentos y cansado de caminar el científico invitó a la joven a su casa, le ofreció comida y cama para descansar y la joven inocentemente aceptó.
Ya en la casa el científico hizo muchas preguntas a la joven y tan maravillado quedo con todo lo que le respondió que inmediatamente después de que la joven se fue a dormir el se dirigió a su laboratorio y creo una caja de metal con un lado de cristal y algunos botones, al terminarla, se dirigió a la habilitación de la joven y de manera sorpresiva la introdujo en la caja, el científico estaba muy feliz pero la joven murió después de unos días y su cuerpo se transformo en energía.
Al morir, todos los conocimientos que tenía sobre los planetas quedaron guardados en esa caja de metal, la cual se volvió mágica en ese instante pues al recibir una caricia del científico comenzaba a transmitir imágenes de los planetas en que había estado, y fue tan impactante esta caja que la estrella fue repartida en millones y millones de cajas alrededor del mundo y se le pusieron botones que permitían a la gente hacer caricias diferentes y a través de esto poder ver las imágenes de un planeta diferente con cada una de ellas, también existía un botón que al presionarlo hacia dormir a la energía de la joven.
Esta la historia de la creación de la televisión, un objeto que aun seguimos utilizando gracias a que la energía de aquella joven es infinita y en las fábricas de televisiones se tiene mucha aun para seguir creando muchos más de estos aparatos.
Yo creo en esta historia pues si ves a la televisión atentamente cuando está apagada lograrás ver a una hermosa joven que duerme profundamente esperando el momento en que decidamos liberarla y volver a casa.
Fin
Hecho por: Carlos Karim de la Riva Rodríguez
El dia en que el tiempo se detuvo
PRENSA, NECESARIA PARA LA ENSEÑANZA
Había una vez, una familia más o menos grande, donde no había una madre que cuidara a sus ocho hijos, siendo la hija más grande la que tomó ese puesto en cuanto a dar órdenes. El padre de esa familia, era muy malo, él trabajaba en el campo, así que mientras él y algunos de sus hijos se ocupaban allá, las hijas tenían que permanecer en la casa realizando las labores domésticas, donde tenían por juez, cuidadora o verdugo, a la hermana mayor.
Un día, llegó una integrante a la familia, pues uno de los hijos se casó con una muchacha del mismo pueblo, llamada Rosario que era muy sencilla y tranquila, pero que las vivió negras por culpa de sus cuñadas.
En esta familia, no había muchos recursos, pues con lo que ganaba el padre del campo no les alcanzaba, aunque el ganado les proveía leche, las milpas maíz, y ellas se encargaban de procesarlo y hacer las tortillas.
Debido a que no había un alma materna, las hijas se criaron con malos modos, desquitando sus malos ratos con la pobre Rosario. Un día, así como muchos, las cuñadas tontas, le escondieron las tortillas a la pobre de Rosario, y debido a que esta situación se repetía a menudo, ella optó por aprender a tortear.
Cuando se quiere aprender algo, es necesaria la observación, para ver los ademanes y movimientos que hacían las expertas en tortear, pero ella necesitaba algo más que la observación para aprender, la práctica, pero para practicar necesitaba algo más… la prensa.
Así fue como Rosario aprendió a tortear, con la ayuda de su amiga la prensa.
Después de 30 años, todas las cuñadas y Rosario vivieron muchas amarguras y dulzuras juntas, hasta llegar a ser buenas amigas, y valorar a toda la familia, amigos y conocidos.
LAS TRAVESURAS DE LA PEQUEÑA POLI
Había una vez en un mundo muy oscuro, donde las personas que ahí vivían, lo hacían muy colorido, pues estaba lleno de vegetación.
Cierto día, Silvia y la pequeña poli, descubrieron un plan perverso de un vaquero que día a día robaba plantas y animales del lugar donde vivían para venderlos, porque por su color tenían mucho valor.
Decidieron ponerle una trampa, pero el vaquero no caía, pues era muy astuto. Pero un día, la pequeña poli fue mucho más inteligente que, le hizo el comentario al vaquero ladrón que las estrellas del cielo eran mucho más valiosas que todas las plantas y animales que robaba, así que entre los tres se pusieron a construir un cohete para llegar hasta las estrellas.
La salida del cohete al espacio fue un éxito, pero al llegar a una estrella el vaquero se dio cuenta de que las estrellas no se podían robar, pues algunas ya no existían y en la tierra sólo se veía su reflejo.
El vaquero como pudo, se alojó en una estrella esperando el momento en que se callera para vengarse de esa pequeña poli que lo había engañado.
GOTAS – BUSCAR OBJETOS - CUENTO
1. Escrito donde se digan las relaciones entre realidad, imaginación, creatividad en la actividad realizada y cómo se manifestaron los sentimientos o emociones de los participantes en la actividad artística.
Al momento en que se tiraban las gotas, es la realidad, simples gotas, entrando la imaginación al momento de buscar imágenes por medio de las gotas, finalmente la creatividad se presenta desde que se escribe el cuento, pues se trata de que no sea algo común, sino innovador, divertido.
La relación yo la encuentro como una interdependencia, es decir, dentro de la actividad, y gracias a nuestra experiencia, los tres conceptos aparecen entrelazados, uno se conjunta con los otros.
La actividad de tirar gotas, es una emoción liberadora, de olvido, no importa nada sólo las gotas en la cartulina. Al momento de buscar objetos en las gotas, es un sentimiento armónico, un momento tranquilo, y finalmente al momento de crear el cuento sentí la necesidad de que la historia fuera coherente, igualmente olvidas tu vida para inventar otra.
2. Influencias mutuas entre la actividad de apreciación y de producción artística y el desarrollo de la imaginación y la creatividad de los niños.
La influencia de la actividad y el desarrollo de la imaginación y creatividad, la encuentro como, un proceso, es decir, entre el niño más produce, más ve, más aprecia, y con todo su interés; poco a poco va a ir alimentando su bagaje de imaginación y creatividad, poco a poco irá descubriendo que ambos conceptos le servirán en toda su vida.
viernes, 16 de abril de 2010
LA HISTORIA DEL MOLINO DE MANO.
En un principio la gente tenía que molerlo con una rueda, lo que trajó como consecuencia que hubiera grandes dolores de espalda que hizo pensar a las personas sobre otra manera de inventar una herramienta que acabará con ese sufrimiento, asi que sin duda alguna llegó el objeto al que lleva por nombre el metate, pero las señoras no se dieron cuenta que al igual que la rueda les ocasionaría los mismos dolores. Nuevamente y por mucho tiempo se pensó en buscar una nueva manera que les ayudará a moler sin sufrir las consecuencias.
Por fín llegó ese día donde descubrieron el molino de mano donde como toda tecnología facilitaría el trabajo de las mujeres dedicadas a realizar el alimento de cada día con el gran sazón que le ponen en cada pizca de sal y claro sin olvidar el olor a la tortilla récien hecha, por lo tanto la gente quedó encantada de poder disfrutar el aparato donde felizmente puede moler el maíz sin ningún problema de molestias.
Ahora no se que venga en el futuro pues como todo objeto va cambiando por el bien de la sociedad, es así como veo que también el molino de mano avance sin perder el gran sabor que hasta ahora ha tenido.
Mi abuela y su historia con la máquina de coser
Una historia antigua
Los días pasaban tranquilos en las actividades cotidianas del campo, los hacendados manejaban con mano dura a los pobres peones que, por no tener otro medio de subsistencia debían soportar las horas extenuantes de trabajo. Diariamente despertaban antes de salir el sol, comenzaban entonces a trabajar la tierra o, si era tiempo de cosecha transportarla al granero y no llegaba su hora de descanso sino hasta mucho después de ocultado el sol. Lamentablemente a la hora de recompensar su esfuerzo la situación no era mejor pues la paga no era generosa, sino miserable y en especie.
Por el contrario los ricos propietarios vivían en la opulencia, se limitaban a supervisar que el trabajo fuera constante y arduo, viendo con desprecio el sufrimiento de sus subordinados. Los consideraban culpables de algo que no habían elegido, pues desde el momento de su nacimiento estaba marcado su futuro, ricos y pobres marcados de antemano por el destino.
La vida apacible del campo les sentaba bien a los descendientes varones orgullosos de seguir los pasos de su padre mandando como habían aprendido. Sin embargo la hija menor tenía otros planes. En lugar de casarse con un hijo de hacendado como sus padres tenían planeado, deseaba marcharse a un lugar donde nadie le dijera que pensar, hacer o decir; pues la asfixiaba la excesiva rigurosidad de las reglas implantadas por su padre que sólo se aplicaban a ella y a su pobre madre.
Paula recordaba todavía con increíble nitidez cuando era pequeña y su madre solía llevarla a pasear por las tierras de la familia en una carreta jalada por un hermoso caballo blanco, su favorito. Decidió que sería en esa carreta, en la cual había soñado por primera vez salir del ambiente asfixiante en el que se encontraba. Se dio la oportunidad de huir un día que su padre tuvo que salir de la hacienda con sus hermanos, salió a hurtadillas de su habitación y con gran esfuerzo logró salir de la casa sin ser vista.
Pero antes de darse cuenta se encontraba ante su padre quien la observaba con desprecio, la llevó a su habitación de la que no volvió a salir hasta el día de su boda. Así no le quedó más remedio a Paula que aceptar la cruda realidad que se levantaba inclemente ante ella y siempre invadía una profunda congoja su corazón cuando, al asomarse a la ventana y ver la carreta tejedora de sus sueños.
miércoles, 14 de abril de 2010
Así que de inmediato corrí a la alcoba, y valla sorpresa el catecismo de Ripalda de mi hija Prudencia se encontraba encima de él, y como es tan pesado me quería morir pensé lo peor, pero al momento de quitarlo me di cuenta que la tela había quedado lisa como la piel de bebé, se veía tan bien que me quede sin habla, mi esposo estuvo muy contento y la fiesta fue un éxito.
Es por eso que se me ocurrió poner algo pesado encima de la ropa en ocasiones me funcionaba y en otras no. Valla que problema así que tome un pedazo de metal pesado, lo limpie y comencé a ponerlo una y otra vez, hasta comprobar que si lo hacia, así la ropa quedaba mas lisa aunque era un poco dificultoso dejarla horas y horas en un lugar y luego en otro, se me ocurrió que el fuego podía facilitar el trabajo. Cuando mi esposo se dio cuenta cual era el secreto de la ropa impecable se dio a la tarea de construir un objeto especial llamado plancha.
El Arado de Lorenzo
Dormitaba aun Fermina Sanchez cuando escuchó cerrar la puerta trasera de la casa con un marcado golpe propio de los hombres que se van a trabajar con el hambre en el estómago. Sin más que dormir, se levantó de mala gana a ocuparse en lo que se ocupa toda mujer de campo.
Pero Lorenzo Ariza tenía una muy buena razón para salir temprano de casa ese día, el tiempo avisaba que pronto llegaría el momento de sembrar y para ello primero tendría que preparar la tierra, ararla. Arar la tierra era para Lorenzo como cuidar de un hijo que después se convertiría en arquitecto, maestro o médico, profesiones todas que siempre quizo para sí Lorenzo pero que no pudo, por las malas echuras de la vida, hacer realidad.
Su profesión era ahora darle vida a pedazos de polvo que muchos ingenuamente miraban con desprecio sin comprender que gracias a ellos, a la tierra, podían disfrutar de tantas delicias gastronómicas.
Esa mañana entonces Lorenzo Ariza creaba arte pincelando a la tierra con el arado...
Por Juan Antonio Beltrán Carrillo
EL PREMIO, UN RADIO...
En una casa muy pequeña vivia una pareja de viejecitos, con sus dos hijas.
A las muchachas de nombre Marìa y Antonia les gustaba mucho bailar, asi que cada domingo acudian a la plaza porque tocaba la banda municipal.
Un domingo la banda realizo un concurso de baile y el premio al primer lugar era un radio; ellas emocionadas por el premio corrieron a pedirle permiso a su papà quien era muy estricto, pero no lo encontraron, pero ellas querian obtener el radio a cualquier precio.
Tener un radio en esos tiempos era la novedad, sòlo la gente de clases altas podìa obtenerlo.
Pues bien Antonia y Marìa le rogaron a su mamà , se le hincaron, lloraron, y les dijo:_Muy bien,les darè permiso de que participen pero con una condiciòn; necesito que me ayuden a terminar mis quehaceres.
Las muchachas ràpidamente barrieron y ayudaron a terminar de hacer la comida para asì poder ir a las inscripciones para el concurso.
Cuando llegaron se encontraron con un problema; las bases del concurso especificaban que debìan ser parejas mixtas y ellas pensaban participar juntas. Entonces fueron con sus primos a pedirles su apoyo, pero no quisieron, entonces a Antonia se le ocurriò una idea, ràpidamente fue a su casa y agarrò ropa de su papà sin que nadie se diera cuenta, asì que la idea era disfrazarse de hombre.
Llegaron al lugar y se inscribieron y a la semana siguiente nerviosas acudieron al concurso, bailaron como nunca, todos aplaudieron y ovacionaron su actuaciòn; asì que ganaron su radio, en el momento en que se los entregaron se les llenaron los ojos de luz ya que en su vida habìan visto otro igual.
Su papà, quien estaba demasiado molesto porque no le pidieron permiso, olvidò el enojo y tambièn se sentìa contento por el radio, de tal manera que todas las mañanas, tardes y noches lo escuchaban.
Hacienda Larrañaga
El señor Larrañaga estaba al pendiente de que todo estuviera en orden, muy temprano salía a pasear en caballo para revisar que sus trabajadores empezaran a tiempo y para que le informaran acerca de cómo iban las labores, mas tarde visitaba las minas, ahí pasaba mucho tiempo; cuando regresaba a su casa , paseaba por ella tranquilamente hasta llegar a su habitación donde observaba a su esposa entregando a una de las muchachas la ropa para lanchar, era una de esas planchas de carbón en las que tienes que levantar la tapa, poner dentro el carbón caliente y esperar un poco para poder comenzar con la tarea, otra opción era tener prendido el brasero con carbón y encima de él colocar esas otras planchas; las que son pesadas y más pequeñas, no como las anteriores; para que se calentara.
En fin la vida de Don Benito era muy rutinaria pero todas sus acciones estaban encaminadas al buen funcionamiento de la hacienda y de cada una de las labores que en ella se desempeñaron.
por: Zaira Guadalupe Quintero Medellín
El “molca” de Don Pancho y Doña Chuy Zapata
Don pancho, quien era el sustento de la familia, se dedicaba a la agricultura pero el mal tiempo, en el que la lluvia no se asomaba por aquel lugar, poco contribuía en la producción de alimentos, pues lo único que se cosechaba en cantidades muy pequeñas era frijol, chile y jitomate, ayudando en lo más mínimo a que la familia sacará dinero extra al venderlos en los mercados cercanos. Era un tiempo muy difícil en el que la familia de Don Pancho no veía una solución a sus problemas.
A pesar de ello, la familia Zapata todos los días se levantaban a tempranas horas antes de que el sol saliera, su casa era pequeña, hecha de adobe en la que se respiraba un olor fresco a tierra húmeda. Y como era de costumbre Doña Chuy, la madre de familia, preparaba un desayuno que para muchos parecería pobre y carente de sabor, ya que sólo utilizaba los productos que Don Pancho y sus hijos mayores obtenían de las tierras, en el que para cocinarlo utilizaba un fogón, un comal y un molcajete al que la familia llamaba de cariño el “molca” porque fue el único regalo que recibió el matrimonio cuando unió sus vidas.
Era lo más significativo que tenía la familia Zapata, pues había pasado de generación en generación, de padres a hijos en la familia de Doña Chuy.
En el “molca”, Doña Chuy molía y molía con “la bola” los chiles y jitomates previamente tostados en el fogón, de los que resultaba unas picosas pero riquísimas salsas, que acompañadas con los frijoles y las tortillas hechas a mano, representaban un manjar para aquella familia.
Y así pasó el tiempo, y la familia Zapata se esforzaba día a día, algunos de sus integrantes lograron terminar sus estudios. Don Pancho y Doña Chuy se sentían muy orgullosos de lo que habían logrado con sus hijos, quienes agradecidos con sus padres les ofrecieron una mejor forma de vida.
Uno a uno sus hijos se fueron casando, hasta que llegó el gran momento. Una de sus hijas, la más dedicada en las labores del hogar, recibió lo que era de costumbre en la familia, el auténtico “molca”, la hija lo recibió con mucho orgullo y cariño, pero las condiciones de vida a las que se enfrentó la fueron orillando hacer uso de los artefactos a los que ella tenía acceso por el nivel económico en el que se encontraba, así que poco a poco fue dejando de utilizar el “molca”. Sin embargo, en ocasiones hace uso de él para preparar las ricas salsas que comía en compañía de sus padres, Don Pacho y Doña Chuy.
Por: Julieta Hernández Tovar
LA RADIO
"EL METATE"
Para hacer las tortillas, era un trabajo muy pesado para las mujeres ya que debían de estar de rodillas sobre el piso moliendo con ayuda de "el metate" incontables cantidades de maíz, una y otra vez, hasta que quedara la masa completamente molida y lista para pasar a tortear, lo cual duraba unas cuantas horas más y la mujer tenia que permanecer en el intenso calor del "fogón", atenta y lista para sacar la tortilla y dársela a papá para que él disfrutara de un buen desayuno, después de haber realizado sus actividades correspondientes y llevar lo necesario para el sustento de la casa.
"El metate", era un instrumento utilizado para moler todo tipo de semillas y/o plantas y poder realizar infinidad de comidas. El metate era un instrumento de piedra china color gris, sostendio por 2 patas traseras lo que semejaba un rectángulo en pendiente. Éste era acompañado por otra piedra del mismo material, pero de menor tamaño y de forma alargada y cilíndrica la cual servía para "machacar" todo producto requerido.
Todos aquellos testimonios que ahora dan fe del pasado, tan difíciles de usar y trabajar, son reemplazados por los nuevos aparatos que facilitan el trabajo y ahorran tiempo y además dejando en su lugar: El pasado a todo aquello que marca la historia de hoy.
Por: MIGUEL EDUARDO GARCÍA OLMOS.
TESTIMONIOS DEL PASADO
Hace mucho tiempo en un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme, habitaban varias personas de distinta clase social todas ellas eran amantes de la música, por tal motivo varias personas de esa sociedad se dedicaban al mundo de la música, creando variedad de grupos musicales.
En tiempos de fiestas acostumbraba acompañar sus eventos con agrupaciones musicales para comenzar un gran baile que duraría todo el día, así que la gente solía ir a esos eventos a disfrutar de la música que se escuchaba por toda la fiesta.
Pero esto no quedó ahí, como tal era la costumbre de la sociedad escuchar música y bailar al ritmo de ella, querían llevar la música hasta su casa, pero esto no siempre era posible, además también era un deseo de los músicos el que su música se expandiera por distintas regiones del mundo, así pues en base a estas pretensiones surgió el invento que cambiaría la vida de las personas de la sociedad de esto surgió el “tocadiscos”, pero esto no era suficiente, ya que se necesitaba de un disco previamente grabado por los grupos musicales, y su vez fue creado también.
Con el tiempo esta gran invención se volvió de gran beneficio para los amantes de la música, pero solo la gente de la alta sociedad pudieron tener acceso a este invento debido al costo, así pues ellos podían disfrutar de la música de sus artistas favoritos en el momento que ellos quisieran, y la gente de la clase baja seguían acudiendo a los festivales de música. Además los músicos tuvieron gran beneficio de este invento, ya que pudieron extender su música a nuevos horizontes.
POR: DIEGO ARMANDO VARGAS AVIÑA
martes, 13 de abril de 2010
pOema Rosalba y Eduardo
Entre la profunda obscuridad de la noche
Resaltan satélites, estrellas y planetas
Que si los vez con atención asemejan todo
Menos estrellas.
Utiliza tu imaginación
Y con ayuda de tu corazón
Te perderás en una lluvia de ideas
Jamás pasó por tu mente
Que se podía hacer una mezcla perfecta
Luces de colores y algodones de muchos sabores.
Ya verás todo lo que reflejan:
Corazones, mariposas y estrellas de mar
Comandadas por un cholo con una gorra genial.
Triángulos de todos tamaños
Peces, cometas y muchos caracoles
También flechas, elipses e interrogaciones.
Diferentes matices, trazos y posiciones
Lograron crear un collage de miles de colores.}
Autores
Eduardo Iván and Rosalba Guerrero
IMAGINACIÓN Y CREATIVIDAD
Realidad, imaginación y creatividad se encuentran relacionadas mediante el criterio del sentimiento y el pensamiento de lo que se puede crear.
Es así como a través de una realidad de materiales como pintura y cartulinas logramos crear ilusiones que la experiencia nos facilita para interpretar lo que sabemos que existe y que utilizamos con un fin, éstas están relacionadas con aquella habilidad del hombre de ver en un puñado de gotas las siluetas que nuestro pensamiento evoca al recordar o pensar en un objeto y la creatividad de unir exactamente los puntos necesarios para ver , crear e interpretar lo que en ese momento necesitamos imaginar pues dependiendo de cómo nos sentimos al realizar la actividad serán las imágenes que logramos crear o modificar.
• Influencias mutuas entre la actividad de apreciación y de producción artística y el desarrollo de la imaginación y la creatividad en los niños.
Toda persona cuenta con un bagaje de experiencias que denotan imágenes claras ya sea simples o complicadas; es el resultado de la apreciación que luego podrá aplicarse de modo artístico haciendo grandes representaciones, hilando imágenes que pueden ser modificadas con nuevas funciones.
Lo hicimos en la actividad de las gotas de pintura que se dejaban caer sobre la cartulina negra. En donde se unen puntos unen y forman figuras.
Carlos Karim de la Riva
Mayra Alejandra Cortes
Eduardo Iván Ramírez